Search
Close this search box.

Tras las huellas de Belgrano

El Área Turismo y Cultura municipal continúa brindando información e historias del General Manuel Belgrano, para recordar los 250 años del nacimiento, y 200 de su fallecimiento.
Para hoy, proponemos contarles sobre su educación y los inicios en la vida pública:
Belgrano aprendió las primeras letras en la Escuela de Dios, que funcionaba por entonces en el convento dominicano. A los 14 años, en 1784, pasó a cursar su nivel secundario en el Real Colegio de San Carlos. En primer año estudió Lógica y Metafísica, en segundo Latín y Física, y en tercero Ética y Moral. Se graduó en dicho instituto; recibió el diploma de licenciado en Filosofía el 19 de mayo de 1786; junto con él lo hicieron 18 compañeros. Este certificado fue presentado el 20 de noviembre de ese año, junto a la solicitud para ingresar, en la Universidad de Salamanca en España donde se conserva archivado.
En la segunda mitad de 1786 se embarcó para España, en compañía de su hermano Francisco, con sólo dieciséis años de edad, donde lo había enviado su padre para instruirse en el comercio.
Durante su estancia en la España, encaró su formación universitaria. Primero en Madrid y luego en Salamanca donde estudió leyes dos años, pasando finalmente a la Universidad de Valladolid en la que se recibió de bachiller el 28 de enero de 1789. Por examen realizado ante la Audiencia de esta última ciudad, le otorgaron el título de abogado, el 6 de febrero de 1793.
Durante su estadía en Europa, Belgrano se dedicó al estudio de idiomas, economía política y el derecho público que atrajeron su atención mucho más que el ejercicio de su profesión; lee a Jovellanos, Campomanes, Quesnay, Montesquieu y Rousseau. Conoció la vida de la Corte, viajó por la Península, leyó a sus autores predilectos en francés, italiano e inglés; cultivó su espíritu.
El 30 de enero de 1794 se funda el Real Consulado de Buenos Aires habiendo sido ya designado Belgrano como secretario perpetuo.
En febrero de 1794 se embarcó para el Plata. Iniciaba, así, a los veinticuatro años de edad, su actuación pública.
Desde este cargo combatió al sistema comercial español que favorecía el monopolio de los comerciantes de Cádiz y de sus asociados o agentes de la colonia. Su pensamiento en materia económica quedó claramente sintetizado en memorias que presentó anualmente. En ellas expuso los medios para fomentar la agricultura y la industria, propuso además la introducción a los nuevos cultivos industriales (el lino y el cáñamo) así como un vasto plan de educación pública que incluyó la instrucción de las mujeres y escuelas gratuitas para todos. Con el auspicio del Consulado apoyó la creación de establecimientos de enseñanza, como las Escuelas de Dibujo y de Náutica. Redactó sus reglamentos, pronunció discursos, alentó las vocaciones nacientes y trató de dar solidez a estas escuelas, algunos años después ambas instituciones fueron cerradas por falta de apoyo de la corona.
Sin descuidar su tarea específica de secretario del Consulado tradujo un libro de Economía Política, redacto un ensayo sobre el tema, contribuyo a la fundación del «Telégrafo Mercantil», y ayudó a un grupo de jóvenes, que como él, deseaba lo mejor para su patria, en los principios fundamentales de la economía política.
El primer cañonazo del invasor inglés alejará a Belgrano de su bufete, para lanzarlo a la acción.

Scroll al inicio