La iniciativa de la economía social que reivindica antiguos oficios y saberes se presentó formalmente en la Casa de la Cultura. Integran el proyecto numerosas instituciones y artesanas de Feliciano, San Jaime de la Frontera, San Gustavo, El Pingo, Estación Sosa, María Grande II, Cerrito y Paraná.
Artesanos textiles, hiladores y tejedores del centro norte de la provincia integran la Cadena de Valor Textil Artesanal de Entre Ríos (CVTA-ER), una iniciativa de la economía social a través de la cual se reivindican antiguos oficios y saberes, se crean redes asociativas y se facilita la comercialización de sus productos, incorporando valor agregado y garantizando la calidad de los mismos.
Son mujeres que por lo general han aprendido ese oficio de sus ancestros. A esos saberes, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) realiza aportes tecnológicos específicos, para mejorar su producción, sin perder su legado cultural y artesanal. El propósito es que la actividad resulte una fuente laboral genuina, en pos del mejoramiento de su calidad de vida y de sus familias.
La presentación oficial en Paraná de la cadena y la marca Tramagua se realizó el 7 de mayo en la Casa de la Cultura de Paraná.
ANTECEDENTES. La CVTA-ER, tiene sus orígenes a través de la intervención en territorio de Cáritas Arquidiocesana de Paraná, que en el año 1998, toma contacto con Hiladoras de Feliciano y Tejedoras de Paraná, y comienza a realizar los primeros encuentros e intercambios entre las mismas.
En 2005 se comienza a tomar contacto con el proyecto “de Manos y de Palabra” – experiencia asociativa de INTI en Capilla del Monte – Córdoba, para conocer la experiencia de la misma.
Las primeras intervenciones de INTI, con estas hiladoras y tejedoras de Entre Ríos estaban orientadas a actividades de capacitación y sensibilización respecto de la manera y las ventajas de trabajar asociadamente y bajo la forma de cadena de valor.
No se trató de trasplantar experiencias sino de tomar ideas para hacer un proyecto propio. Por eso, la idea fue replicar lo hecho en Córdoba, tratando de tomar en cuenta las particularidades y singularidades de la región, y las personas donde se construye esta experiencia.
Así, a partir del año 2006, se conformaron los primeros grupos de hiladores y los primeros talleres asociados.
En el año 2007 se accedió a la firma de un protocolo de capacitación sectorial con el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, incluyendo además de esa cartera y el INTI, a otras siete organismos o instituciones: Consejo Empresario de Entre Ríos (CEER); Programa Social Agropecuario (PSA); Museo y Mercado Provincial de Artesanías; Cáritas Arquidiocesana Paraná; Secretaría de la Producción de la Provincia; MTE y SS –Gerencia Regional de Empleo Entre Ríos; INTA; también se cuenta con la participación de los municipios de San José de Feliciano y Cerrito, con lo que se conformó la Mesa de Apoyo a la Cadena de Valor Textil Artesanal (Mesa de la Lana).
CAPACITACIÓN. La conformación de los grupos fue acompañada por capacitaciones en relación con buenas prácticas de producción. Talleres de hilado, Tejido, Protocolo de hilados, Reconocimiento de fibras, Teñido con tintes naturales, Elementos de diseño textil, se fueron sucediendo en materia de capacitación; así como también aspectos que hacen a la comercialización: Tabla de costeo, presentación del producto, identificación participativa de un nombre/marca. Eso no fue todo. Quienes explican la iniciativa también suman el conocimiento que tomaron de de otras experiencias similares a través de visitas a Capilla del Monte –Córdoba-, a exposiciones y ferias artesanales de índole local, regional y nacional. La Fiesta Nacional de la Artesanía en Colon y el Festival Nacional de Folklore, en (Cosquín) formaron parte del periplo.
El proyecto se ha propuesto favorecer a la consolidación de la cadena, como una organización asociativa, que rescata antiguos oficios y saberes, y hace de la misma una fuente de trabajo genuina, para hiladoras y tejedoras artesanales. Y también, contribuir al progreso del sector artesanal textil, mediante aportes tecnológicos específicos, desarrollo de procesos y productos, investigación aplicada, mejoramiento de materias primas, y capacitación;
Se confía que la actividad permitirá promover los procesos artesanales ampliando la fuente de conocimientos, generación y adecuación de nuevas tecnologías, respetando las culturas productivas de cada sector; mejorar y aumentar la calidad y productividad, contemplando la diversidad local, así como facilitar la comercialización de productos artesanales.
También se trata de fomentar el trabajo asociativo y en red y favorecer la inclusión social de hiladoras y tejedoras artesanales, mediante la consolidación y formalización de su actividad laboral,
El valor artesanal
Actualmente la CVTA-ER está integrada por 80 personas, en un 99% por mujeres, que residen en Feliciano, San Jaime de la Frontera, San Gustavo, El Pingo, Estación Sosa, Maria Grande II, Cerrito y Paraná.
Las artesanas pertenecen en su gran mayoría a familias residentes de pequeños poblados rurales, y algunas también del ámbito urbano.
En los poblados rurales, generalmente son productores que sobreviven gracias al trabajo familiar no asalariado, donde, habitualmente el rol de la mujer se ve vinculado solo a tareas domésticas, ya sea las cotidianas del propio espacio hogareño, como también las que realiza en otros domicilios como trabajo doméstico rentado.
En el ámbito urbano, en tanto, suelen ser artesanas que han tenido otras posibilidades de formación, y que ven este trabajo artesanal, no solo como una vía de expresión y creatividad, sino también como una actividad que le genera un ingreso económico para su núcleo familiar.
La marca
Esta red textil artesanal, hoy presentará a la sociedad su nombre, que las identifica: Tramagua. La palabra resulta de la conjunción de trama, no solo del tejido, sino principalmente de la red de las relaciones, de vínculos, que se construyen en relación a esta actividad; y agua, por encontrarse en una provincia rodeada de ríos. “el agua que nos purifica, que nos inspira en nuestro trabajo”, señalan las protagonistas de la experiencia.
Fuente: El Diario