Un equipo de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la universidad Nacional de Entre Ríos mide la concentración de carbono en árboles nativos y su importancia frente a la amenaza medioambiental.
Los bosques tienen un rol clave en la lucha contra el cambio climático: entre las consecuencias negativas de la deforestación, también debemos mencionar el incremento de gases de efecto invernadero. Durante tres años, un equipo de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNER ha trabajado en torno a esta temática. El objetivo es calcular la concentración de carbono en el tejido vegetal de especies arbóreas nativas; información determinante para la gestión sostenible de estos recursos naturales.
La ingeniera agrónoma Silvia Ledesma, docente, investigadora y parte de este equipo de trabajo, explica que «todo el carbono que queda almacenado en la biomasa superficial de los bosques nativos, se constituye en una reserva de ese gas, que no queda en la atmósfera causando los problemas que representa su concentración excesiva. Por eso la finalidad del proyecto fue generar herramientas que permitan realizar mediciones precisas de ese contenido de carbono». Este elemento químico queda capturado tanto en troncos como en ramas, flores y hojas.
El proyecto, cuya finalización está prevista para inicios de 2020, se titula «Stock de carbono de las especies arbóreas nativas del espinal entrerriano». De esta manera, el equipo trabaja con prosopis nigra -algarrobo negro-, prosopis affinis -ñandubay-, y acacia caven -espinillo-, analizando las especies en sus particularidades. Si bien previamente existían herramientas de medición, en una investigación de este tipo no es factible utilizar una metodología general. Así lo afirma Silvana Sione, ingeniera agrónoma, docente, investigadora y también integrante del equipo: «Debido a la gran diversidad de condiciones ecológicas, los bosques que tenemos a lo largo de la superficie de nuestro país son muy diferentes respecto a su fisonomía, su estructura y su composición florística. Por eso, cuando queremos valorar el servicio ambiental de estos sistemas como secuestradores y fijadores de carbono, justamente debemos responder a estas diferencias. Es así como surge la necesidad de desarrollar este proyecto».
Medición, información y acción
Los resultados obtenidos por el equipo de investigadores en la Facultad son claros y ponen en alerta sobre el impacto negativo del desmonte. «Una hectárea de bosques nativos de nuestra zona, en su biomasa arbórea aérea, almacena entre 40 y 45 toneladas de carbono. Eso quiere decir que si eliminamos una hectárea para incorporarla a otra actividad, como la agrícola, emitimos a la atmósfera aproximadamente 180 toneladas de dióxido de carbono. Hicimos una estimación y es equivalente a lo que emiten en un año 38 personas que viven en Argentina, considerando el uso del transporte o la generación de residuos», detalla Sione.
A partir de este proyecto, sus integrantes consideran que la información obtenida debe ser contemplada en la toma de decisiones. Su trabajo está alineado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible -ODS- de las Naciones Unidas. El número 13 en particular, denominado «Acción por el clima», apela al compromiso para que las actividades económicas reduzcan su impacto y no vulneren el medio ambiente, en la lucha contra el calentamiento global. «La Universidad es generadora y comunicadora de estos conocimientos, que deben constituir un insumo básico para los tomadores de decisiones. Nuestro mensaje es la necesidad y prioridad de conservar los bosques nativos y su gestión sostenible», concluye Sione.
Fuente: UNER Noticias