Sabemos que las plantas necesitan oxígeno, hidrógeno y carbono del aire, y que del suelo extraen agua y ciertas sustancias químicas simples: los nutrientes vegetales.
Todos los suelos poseen en mayor o menor medida nutrientes vegetales provenientes de la parte mineral del suelo y del humus generado por el reciclaje de materias vegetales y animales caídas sobre la superficie (hojas, raíces muertas, etc.). Las plantas en general y también las que nos ocupa (ROSAS), consumen cantidades de nutrientes vegetales más o menos importante según la época del año; poco en el periodo de reposo. Además, los nutrientes no consumidos pueden perderse por el lavado que ejercen sobre la tierra el agua de riego y el agua de lluvia; e incluso en otras tareas habituales del jardín, como las podas, el barrido de hojas o el corte de pasto.
Por este motivo debemos abonar, es decir, aportar al suelo a través del abono los nutrientes esenciales: el nitrógeno (N), el fósforo (P) y el potasio (K).
– El nitrógeno (N), es el responsable del crecimiento, de producir ramas fuertes, hojas sanas y lustrosas. Su presencia debe reforzarse en el período inicial de crecimiento del rosal y bajarse en el de floración. Su deficiencia provoca un crecimiento pobre, ramas larguiruchas y débiles, follaje verde pálido o amarillento y pequeñas.
– El fósforo (P), es el responsable de la multiplicación celular, estimula el crecimiento de las raíces y la producción de tejidos con más resistencia a la sequía o al frío. Su presencia debe reforzarse en el período de floración.
– El potasio (K), contribuye a la maduración de la planta, mejora la cantidad y color de las rosas y refuerza la salud general, por lo que aporta algo a su resistencia al mildeu, roya y ataques de insectos.
Fertilizando
Las opciones que tenemos son los fertilizantes u abonos orgánicos (humus, guanos o bosta etc.) y los químicos inorgánicos (mezclas químicas industriales)
Los fertilizantes u abonos orgánicos en general contienen no solo los elementos primarios (N-P-K) en distintas proporciones; sino también otros nutrientes secundarios, que las plantas necesitan en pequeña cantidad, por caso el calcio, el magnesio, el azufre etc.; los fertilizantes inorgánicos tienen en general pocos nutrientes salvo mezclas complejas –
Con fertilizantes u abonos orgánicos entonces podríamos solucionar gran parte de la necesidad de nutrientes de las rosas pero debemos tener en cuenta que si se usan como se extraen sin una digestión previa inundaríamos de olores nauseabundos nuestro jardín, excepto claro el abono humificado embolsado que se ofrece en los negocios del ramo.
Los fertilizantes químicos son otra de las alternativas que tenemos y para el caso de las rosas es aconsejable mezclas conocidas como triple 15; Nitrofoska o mezclas similares que contienen cantidades equilibradas de macronutrientes (N,P,K); bien podríamos arrancar la temporada con un aporte de fertilización química (en las rosas cuando estas comienzan a brotar en general hacia fines del invierno) y aportar luego un abono orgánico con un mayor % de N para compensar el crecimiento de las ramas del rosal
Of.TC. Cerrito
Ing. Agr. Roberto Ludi