Se celebra del 1 al 7 de agosto en más de 170 países, con la intención de fomentar esta práctica y mejorar la salud de los bebés. Este año, el lema es “Apoyar la lactancia materna contribuye a un planeta más saludable” y se da en el marco de la pandemia por COVID-19.
Del 1 al 7 de agosto se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna en más de 170 países, con la intención de fomentar esta práctica y mejorar la salud de los bebés. Este año, el lema es “Apoyar la lactancia materna contribuye a un planeta más saludable” y se da en el marco de la pandemia por COVID-19.
La lactancia materna es beneficiosa tanto para el bebé como para la mujer que amamanta. La leche humana es la mejor forma de aportar al bebé todos los nutrientes que necesita para un crecimiento saludable. A través de la leche de la mamá, el bebé se alimenta e hidrata y recibe defensas que le protegen de muchas enfermedades. A su vez, la lactancia brinda una oportunidad de reforzar el vínculo afectivo amoroso, a través de palabras, miradas, caricias, arrullos y juegos, fundamentales para el desarrollo.
Para poder sostener la lactancia materna es necesario el apoyo de toda la comunidad: el acompañamiento de la pareja, la familia y todo el entorno, esto incluye la distribución de las tareas domésticas y de cuidado entre progenitores. A su vez, los ámbitos de trabajo y de estudio necesitan contemplar licencias por maternidad y por paternidad, espacios para la extracción de leche y horarios reducidos para disponer de tiempo para alimentar al bebé con leche materna en estos contextos.
La OMS y el Ministerio de Salud de la Nación recomiendan la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de vida (sin incluir agua, jugos o infusiones, ni alimentos). Luego, comenzar a incorporar progresivamente alimentos apropiados para la edad, manteniendo la lactancia hasta los dos años o más. En el contexto de la pandemia de COVID-19 se sugiere mantener la lactancia, lavándose las manos y usando barbijo.