El triunfo obtenido por San Martín al frente de sus Granaderos a Caballo el 3 de febrero de 1813, en San Lorenzo, constituyó el primer eslabón de una cadena de éxitos militares, que le permitieron al » Padre de la Patria» liberar del yugo español a medio continente.
El propio «Santo de la Espada» instaba desde entonces a sus soldados y al pueblo en general a estar unidos, para derrotar al enemigo que nos amenazaba, e invitaba a efectuar un esfuerzo de patriotismo, deponiendo resentimientos particulares, para concluir la obra de la independencia con alegría y honor.
Treinta y nueve años después de este episodio esencial en la historia de las luchas por las libertades públicas, tiene lugar la Batalla de Caseros, oportunidad en que el General Urquiza al frente del Ejército Grande, derrota a las huestes de Juan Manuel de Rosas.
Alberto Gerchunoff sostiene que el ilustre entrerriano hizo un ejército gaucho, asegurando que » no hemos tenido posiblemente, una figura de caudillo con esa rara mezcla de condiciones morales y de inteligencia, de vigor y de comprensión de los problemas de su tiempo.»
En el nuevo escenario político y militar para la región, fue muy importante la convocatoria para el Acuerdo de San Nicolás, el 31 de mayo de 1852, y lograr la sanción de la Constitución Nacional, un año más tarde, en Santa Fe.
Como es sabido, a través de estos antecedentes con fundamento y espíritu republicanos, el propio Justo José de Urquiza asumió, a partir del 5 de marzo de 1854, la enorme responsabilidad de convertirse en el primer presidente del territorio organizado, al tiempo que los representantes de las provincias discutían y sancionaban en Paraná, las primeras 292 leyes que rigen la vida institucional de nuestro país.
ROBERTO ROMANI